UN PROYECTO DE MARIO RODRÍGUEZ JARAMILLO
CIUDAD DE MÉXICO, 2021.
“Donde quiera que estemos, lo que oímos en su mayor parte es ruido. Cuando lo ignoramos nos molesta. Cuando lo escuchamos lo encontramos fascinante.” 1 (Cage, John. 1961)
Existen diferentes medios visuales que tienen como objetivo representar la identidad y componentes de un grupo humano. Banderas, escudos, estandartes o jirones. Éstos últimos definidos por la RAE como “1. m. Pedazo desgarrado del vestido o de otra ropa. 2. m. Pendón o guión que remata en punta. 3. m. Parte o porción pequeña de un todo.” Los presentes objetos sonoros de esta serie pretenden representar una porción del paisaje auditivo de la Ciudad de México. Un paisaje en el que están contenidos componentes audibles que conforman un bullicio único del que se desprenden elementos que se reproducen o se presentan como un rito. Se trata de sonidos que dependen de un tiempo específico y que vienen acompañados de elementos que no son fortuitos, sino esenciales.
De acuerdo con Mircea Eliade 2 “El rito pone de manifiesto las características de las sociedades, habla de su forma de organizarse y participar. Demuestra el grado de unidad social, la manera en la que los individuos nos relacionamos.” En este sentido las acciones rituales corresponden a ciertas pautas que delimitan itinerarios y formas vivenciales que “corresponden a un espacio, un tiempo y un contexto específico, son reflejo de un acto ejemplar originario y único que asume un carácter universal”.3 (Sandoval, 2008, pp. 43)
El sonido de la campana agitándose con prisa para anunciar la llegada del camión de la basura por las mañanas en el mismo horario que el día anterior, nos trae a la mente la imagen de ese instante que se repite día con día. O las bandas sonoras que recorren las calles tocando puertas para recibir dinero a cambio de interpretar canciones populares, donde la fidelidad de la reproducción deja de ser importante y a cambio los ejecutantes se apropian de la canción, la moldean, la reinterpretan bajo sus propios términos y medios, y sin embargo, en alguna parte del performance reconocemos de qué canción se trata.
Cada sonido es un micro universo que puede desmenuzarse, envolvernos y hacernos sentir parte él. Este micro universo no solo está compuesto de estímulos audibles sino también corresponde a un tiempo específico. A colores, texturas y olores. A personas que asumen un rol dentro del performance ajustando su postura corporal, modulando su voz o adoptando vestimentas especiales.
La elección de los objetos presentados en esta muestra tiene como intención dar testimonio al ritual sonoro al que pertenece. Cada uno de estos objetos mantiene una relación cercana y forma parte del evento sonoro que reproducen. Al mismo tiempo hay una exploración de las cualidades sonoras a partir de la composición y materialidad de los mismos.
Los sonidos reproducidos en esta serie de objetos provienen del “Archivo de Elementos Sonoros” (https://jironessonoros.mrj.mx/) En este archivo se encuentra la audioteca que se construyó como parte de la investigación para el desarrollo de este proyecto.
1 Cage, J. (2002). Silencio. Madrid . Vanguardia Clásica.
2 Eliade, M. (1991). Mito y realidad. Barcelona: Labor S.A.
3 Sandoval, S. (2008). El contenido poderoso del ritual. Revista Veredas.